En la actualidad, más que en cualquier otro momento de la historia, los occidentales estamos sometidos a formas de estrés que escapan de nuestro control.
Miles de personas se refugian en tranquilizantes, somnÃferos, alcohol y otras sustancias, en un vano intento de hacer frente a estas situaciones.
El yoga, la más antigua de las ciencias de la vida, puede enseñarnos a controlar el estrés, no sólo a nivel fÃsico, sino también a nivel mental.
El cuerpo humano lo podemos compara a cualquier automóvil, ya sea un Ferrari o un cacharro viejo y oxidado. Cualquier automóvil necesita cinco cosas para poder funcionar adecuadamente:
1.- lubricación
2.- un sistema de refrigeración
3.- corriente eléctrica
4.- combustible
5.- un conductor sensato, sentado al volante.
En el yoga, las asanas o posturas, lubrican el cuerpo, conservan los músculos y las articulaciones en buen funcionamiento, tonifican los órganos internos y estimulan la circulación sin provocar fatiga alguna.
La relajación completa, refresca el cuerpo, en tanto que el pranayama o respiración yóguica aumenta el prana, la corriente eléctrica. Los alimentos, el agua y el aire que respiramos nos proporcionan el combustible. Finalmente, la meditación aquieta la mente, el conductor del cuerpo.
Cualquier persona, sea cual sea su edad, condición o religión, puede practicar el yoga beneficiándose de esta disciplina. No necesita ropa ni equipo especial. Simplemente un intenso deseo de llevar una vida más sana y satisfactoria.
Después de todo, todos necesitamos respirar; y todos sufrimos de artritis si nuestra alimentación es incorrecta. Mediante las asanas podemos controlar el dolor fÃsico y mediante el pranayama (respiración yóguica) podemos controlar el sufrimiento emocional.
Para concluir, el yoga no es una teorÃa, es una práctica que aconsejamos a toda la gente. A quién jamás ha saboreado la miel, de nada le sirve que le digan que es buena, no lo entiende hasta que la ha probado. Practiquen yoga y comprenderán por ustedes mismos los beneficios que aporta.